24 - Superestructura ferroviaria, señales y apeadero del "Puente de Pienda"

Continuando por el Paseo Entrevías es posible observar una parte esencial del funcionamiento del sistema ferroviario, las dos partes del camino de hierro o de rodadura, la infraestructura o plataforma necesaria para asentar la vía y la segunda es la superestructura, formada por los carriles fijados por las traviesas (las barras de madera u hormigón que unen cada uno de los carriles) y que reposan sobre el balasto (las piedras que actúan de base de apoyo bajo las traviesas).

Los materiales que conforman la vía han ido evolucionando, adaptándose al incremento del paso de los vehículos y a los parámetros de seguridad y confort. La gran virtud del tren es el escaso rozamiento entre la rueda y el carril, lo que permite arrastrar grandes cargas con un esfuerzo reducido. Los primeros carriles eran de hierro y se rompían con frecuencia. Fue a partir de 1870 cuando se introducen los primeros carriles de acero, que apenas tienen desgaste y son más resistentes.

El ferrocarril español adoptó el modelo conocido como vignole, que es el nombre del ingeniero inglés que lo diseñó. En el extermo de la vía, donde se sitúa esta maquinaria pesada, encontramos un histórico puente metálico que se construyó para Pineda de Mar y que fue construido en 1868 por la Maquinista Terrestre y Marítima.

En la pared del fondo se ha colocado una exposición de diferentes tipologías de señales de vía, que son indicaciones para la circulación de los trenes. Al final de este recorrido se llega al apeadero del "Puente de Pineda". Algunos domingos y en fechas señaladas desde este andén se inicia un viaje en un pequño automotor o dresina, conocida como "Huevo" y que permite experimentar la magia del viaje en tren.