7 - Las naves del antiguo taller de reparaciones

En este viaje por las arterias del antiguo Depósito de Vapor, encontramos a la derecha del "Puente Giratorio" un conjunto de naves de estilo industrial ferroviario. Dos de ellas son las edificaciones más antiguas del conjunto de instalaciones del actual Museo: la Gran Nave, alargada y transversal, que culmina en una horizontal más pequeña denominada Puente-Grúa. Las dos se construyeron para la llegada del ferrocarril a la ciudad en 1881, a la vez que la estación de Vilanova i la Geltrú.

La Gran Nave fue rehabilitada totalmente en los años 2018-2019 con fondos del 1,5% cultural del Ministerio de Transporte y la del Puente Grúa en 2020. Esta última dispone de un impresionante puente-grúa construido en Gran Bretaña capaz de elevar hasta 40 toneladas, lo que posibilita levantar calderas y locomotoras del siglo XIX y situarlas en alguan de sus seis vías con foso para realizar las intervenciones. Se necesitabana hasta diez operarios por cada lado para moverla. Fue restaurada en el 2010 para mantenerla en funcionamiento.

En cuanto a la Gran Nave, cuenta con dos vías centrales, una de ellas con un tercer carril que permitirá en el futuro colocar un vehículo de alta velocidad. En el año 2021 se ha previsto que su interior ofrezca una moderna museografía para poder experimentar y mostrar el papel innovador del ferrocarril a lo largo de la historia. Originalmente sus dos vías permitían los desplazamientos de los vehículos desde el taller a la red ferroviaria general. En una de las vías se encuentra expuesta una composición del primer tren "Talgo" que realizó servicio comercial, el "Talgo II".

Construido en Estados unidos en los años cuarenta por la compañía española, Patentes Talgo, estos vehículos introdujeron conceptos como la modernidad, el diseño o el confort al transporte ferroviario en la España de la posguerra. La tecnología del tren era muy novedosa para la época, siendo su finalidad la comodidad de los viajeros. Formado por vehículos articulados, muy ligeros, con bajo centro de gravedad y rodadura independiente ofrecía butacas reclinables, comidas en el asiento, puertas de acceso al nivel del andén, ventanas panorámicas, aire acondicionado y un coche mirador. Su aparición supuso una auténtica revolución en las condiciones del viaje por ferrocarril.

Cuando el "Talgo II" entró en servicio en 1950, la mayoría de trenes todavía circulaban con locomotoras de vapor y coches de madera.