Interior de la Gran Nave, años 70
Detalle de los talleres de reparaciones en funcionamiento, años 50
Detalle de los talleres de reparaciones en funcionamiento, años 50
Interior de la Gran Nave, inicio de los 2000
Inicio de las obras de rehabilitación, 2018
Inicio de las obras de rehabilitación, 2018
Instalación de nuevas vías en la Gran Nave, 2018
Obras de rehabilitación, 2018
7 - Las naves del antiguo taller de reparaciones
En este viaje por las arterias del antiguo Depósito de
Vapor, encontramos a la derecha del "Puente Giratorio" un
conjunto de naves de estilo industrial ferroviario. Dos de
ellas son las edificaciones más antiguas del conjunto de
instalaciones del actual Museo: la Gran Nave, alargada y
transversal, que culmina en una horizontal más pequeña
denominada Puente-Grúa. Las dos se construyeron para la
llegada del ferrocarril a la ciudad en 1881, a la vez que la
estación de Vilanova i la Geltrú.
La Gran Nave fue rehabilitada totalmente en los años
2018-2019 con fondos del 1,5% cultural del Ministerio de
Transporte y la del Puente Grúa en 2020. Esta última dispone
de un impresionante puente-grúa construido en Gran Bretaña
capaz de elevar hasta 40 toneladas, lo que posibilita
levantar calderas y locomotoras del siglo XIX y situarlas en
alguan de sus seis vías con foso para realizar las
intervenciones. Se necesitabana hasta diez operarios por
cada lado para moverla. Fue restaurada en el 2010 para
mantenerla en funcionamiento.
En cuanto a la Gran Nave, cuenta con dos vías centrales, una
de ellas con un tercer carril que permitirá en el futuro
colocar un vehículo de alta velocidad. En el año 2021 se ha
previsto que su interior ofrezca una moderna museografía
para poder experimentar y mostrar el papel innovador del
ferrocarril a lo largo de la historia. Originalmente sus dos
vías permitían los desplazamientos de los vehículos desde el
taller a la red ferroviaria general. En una de las vías se
encuentra expuesta una composición del primer tren "Talgo"
que realizó servicio comercial, el "Talgo II".
Construido en Estados unidos en los años cuarenta por la
compañía española, Patentes Talgo, estos vehículos
introdujeron conceptos como la modernidad, el diseño o el
confort al transporte ferroviario en la España de la
posguerra. La tecnología del tren era muy novedosa para la
época, siendo su finalidad la comodidad de los viajeros.
Formado por vehículos articulados, muy ligeros, con bajo
centro de gravedad y rodadura independiente ofrecía butacas
reclinables, comidas en el asiento, puertas de acceso al
nivel del andén, ventanas panorámicas, aire acondicionado y
un coche mirador. Su aparición supuso una auténtica
revolución en las condiciones del viaje por ferrocarril.
Cuando el "Talgo II" entró en servicio en 1950, la mayoría
de trenes todavía circulaban con locomotoras de vapor y
coches de madera.